Las valvulopatías son las enfermedades propias de las válvulas del corazón. La función de las válvulas del corazón es abrirse y cerrarse correctamente durante el ciclo cardíaco. Esto permite el paso de la sangre de una cavidad a otra y que pueda avanzar sin retroceder.
Las válvulas pueden estropearse por infecciones, por traumatismos, por envejecimiento, etc.
La más frecuente es la valvulopatía degenerativa en pacientes ancianos, que consiste en el envejecimiento, endurecimiento y calcificación de las válvulas, lo que limita su movilidad y afecta a su funcionamiento. Hay que tener en cuenta que las válvulas se abren y se cierran unas 60 veces por minuto, así que una persona de 70 años habrá realizado ese movimiento… ¡más de 2.000 millones de veces!
El diagnóstico más exacto de todas las valvulopatías se hace por ecocardiograma, una técnica de imagen que puede valorar exactamente qué válvula está enferma, cuál es la causa y la gravedad de la afectación.
¿Qué siente un paciente con valvulopatía?
Los síntomas varían de persona a persona y del nivel de daño que presenta la válvula: pueden ser completamente asintomáticas en fases iniciales. La falta de aire al hacer un esfuerzo, la presencia de palpitaciones, desmayos, dolor de pecho (angina) pueden orientar a su presencia.
El hallazgo de un soplo cardíaco en la exploración cardiológica obliga a la búsqueda por medio de imagen de alguna enfermedad en las válvulas.
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